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21 y hasta los perros se las lamían. A él le habría gustado llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico.

22 »Un día, el mendigo murió y los ángeles lo llevaron junto a Abraham. El rico murió también y lo enterraron. 23 En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.

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